Hola! Cómo estás!
Hace tanto tiempo que quería decirte estas cosas, que sólo el transcurrir de los días y la vida, hacen que pueda escribirlas con la serenidad y el sentimiento verdadero de algo que dejé pasar y que hoy, a la distancia, puedo comprobar lo profundo del amor que sentí y dejé pasar.
Pero sabes, hoy comprendo que lo que dejé pasar fue a un cuerpo, un ser humano, que en su partida física hacia un destino diferente, dejó en mí lo mas importante de él, un profundo sentimiento de amor. Y nunca me pedí disculpas. Aún me las debo. Y siempre quise decirlo a quien quiera escucharlo.
Que te amé, como a nadie, que te extrañe y necesité siempre.
Que busqué y lo sigo haciendo, excusas para verte. Que me siento ligada hasta el fin a tu mirada. Siento que no puedo irme de esta vida sin que te enteres lo que siento. Que aún, después de tanto tiempo, al verte mis ojos se transforman en mariposas que vuelan por distintos lugares, mi estómago, como copa de champagne, se llena de burbujeantes cosquillas que hacen sentirme adolescente. Que aún sigo completando hojas de cuadernos, servilletas, líneas y columnas de la compu con sentimientos que parecen del pasado, pero que es actual. Que quiero, sin dañar a nadie, mantener este hermoso recuerdo, que si el tiempo no pudo borrar, tengo la obligación de venerarlo. Porque llegó el momento de decirte que me dio fastidio haber cerrado la puerta de un gran amor con siete llaves pero no del lado de afuera, lo encerré en mi adentro. No fui justa conmigo, me hice mucho daño. Te parecerá increíble pero aún, recuerdo todos los olores, tus colores y tu letra.
Tu forma de caminar y esa mirada celeste entre mis ojos que más de una vez me hace que deba sentarme en la cama porque se siente como si estuvieras.
Cada día que pasa, fomento la esperanza de volver a conversar contigo. Invento caminos diferentes que inexorablemente me permiten cruzarme con vos y saludarte sin sonido o con un guiño cómplice de las luces de mi auto. Más te contare que el destino es mucho más fuerte que lo que suponemos y cuando un ser humano se propone algo, y ese algo está escrito en nuestras vidas, se cumple al pié de la letra.
Durante mucho tiempo pensé "...podré verlo, hablarle antes de que termine este siglo". Brindé el 31 de diciembre por primera vez en tantos años, por vos.
Por tu felicidad y la mía. Y porque nunca se acabe este sentimiento y pueda seguir viéndote en este siglo que comienza. Y te vi. Exactamente a las 00:40 horas del siglo XXI.
Allí comprendí que jamás te arrancaré de mi vida.
Allí comprendí que algo y no se que, nos mantendrá unidos.
Y voy a ser yo quien lo haga posible. Deberé pagarle a mi vida el daño que le he causado por la inmadurez de no haber defendido un sentimiento. A partir de allí y si el destino lo permite, me pararé frente a vos, te diré que siempre te amé, que me equivoque al escuchar otras voces cargadas de maldad y que el tiempo que pasó no fue en vano, sirvió para darme cuenta que los errores cometidos aquí, aquí se pagan. En mi caso con un amor que arrastro desde siempre.
Cuando te enteres de mi error, ese día será el día del perdón y el destino dirá si seguiré volcando el mudo sentimiento en papeles que nunca serán leídos por quien corresponda o si encontraré el sosiego de vivir con serenidad disfrutando de lo poco o mucho que he acuñado desde aquel verano de 1970.
1 comentarios:
cristy dijo...
HOOO EsTA sUpER GEnIAl!!